A mediados del pasado mes de marzo, el covid-19 comenzaba a atacar a España también con furor, y regresé deprisa al Japón en un vuelo directo de Iberia-JAL. Menos mal que pude disfrutar de tres películas españolas a bordo.
La primera fue Dolor y gloria, con la dirección y guión del gran maestro Pedro Almodóvar y protagonizada por Antonio Banderas. Es un drama humano mezclado con elementos autobiográficos. Salvador, director cinematográfico de fama mundial, no podía sentir la dicha de vivir por el dolor de las vértebras y estaba agotado tanto física como espiritualmente. Llevando una vida casi retirada, comienza a evocar su propio pasado, su infancia y su madre, los acontecimientos en Valencia, adonde se mudaron en aquel tiempo, el amor en Madrid y su fracaso, etc. Un día de esos, recibe la solicitud de poner la película que realizó 32 años atrás. Ocurre un inesperado reencuentro y Salvador, quien tenía el corazón cerrado, va recuperando el pasado… Es la bella Penélope Cruz quien desempeña el papel de madre en la época infantil del protagonista.
La segunda película fue una comedia titulada Vivir dos veces. Un anciano ex-matemático, a quien le han diagnosticado Alzheimer, sale a buscar a su primer amor, acompañado por su nieto. A mitad del camino participan también su hija y su yerno, consolidándose así el vínculo familiar que estaba disgregado. El objetivo del viaje era transmitirle a ella su invariable amor antes de perder completamente su memoria. Pero al encontrarse por fin con su primer amor, se dio cuenta de que ella se hallaba en un estado mucho más avanzado de demencia senil y no pudo reconocerle.
La tercera fue Mientras dure la guerra, cuyo escenario es la Salamanca de la segunda mitad del año 1936. El protagonista es Miguel de Unamuno (filósofo y rector de la Universidad de Salamanca) quien vivió la guerra civil española. El tomó la posición de que un golpe de estado era inevitable con el objeto de eludir la caída del país en manos de la Segunda República. Pero se arrepiente posteriormente al reconocer que eso permitió la instauración del gobierno dictatorial del general Franco.
Valió la pena ver todas las tres películas. Mientras me dejaba llevar por una profunda emoción, se oyó el anuncio de que el avión aterrizaría en breves momentos en el aeropuerto internacional de Narita.
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