De las obras de Calderón de la Barca (1600 – 1681), ya hemos presentado aquí La vida es sueño, El alcalde de Zalamea y El mágico prodigioso. Calderón estuvo en Italia y Flandes como soldado, y a sus 51 años de edad se ordenó sacerdote como Lope de Vega, y fue designado por el Felipe IV como su capellán de honor. Con su fallecimiento a una edad avanzada, terminó también el brillante período del Siglo de Oro español. Era un gran poeta que se expresó en forma de teatro.
Él dejó también muchas obras del drama litúrgico, de estructura alegórica de un acto por lo general, llamado auto sacramental. El auto se representaba el día del Corpus entre los siglos XVI y XVIII. Por lo tanto, ahora quisiera asomarme por un auto sacramental de Calderón, titulado El Gran Teatro del Mundo.
La obra comienza en un escenario con dos puertas, una con un ataúd representando la muerte y otra con una cuna representando el nacimiento y por tanto la entrada en el mundo. También hay dos globos que representan la esfera de la tierra y la esfera celeste.
En primer lugar, el Autor, que es un papel más en la obra, asigna a los personajes sus papeles: el Pobre, el Rey, la Discreción, la Hermosura, el Rico, el Labrador y un Niño. Luego el personaje del Mundo les da unos atributos característicos, por ejemplo, al Pobre no le entrega nada, al Rey púrpura y laurel, al Labrador un azadón, a la Hermosura un ramillete de flores, al Rico joyas o a la Discreción cilicio y disciplina. El pobre se queja de su papel, pero el Autor contesta que toda la vida humana consiste en hacer representaciones, y son iguales éste y aquél al terminar el papel, lo más importante es cumplir la actuación que corresponde a su albedrío. Obrar bien, que Dios es Dios.
Después cada personaje realiza su papel en el mundo, en una escena en la que el Pobre pide limosna y cada personaje reacciona según corresponde a su condición social o moral, por ejemplo, el Rico no se la da; el Labrador tampoco, pero le dice que se ponga a trabajar para conseguir lo que busca; el Rey delega en uno de sus ministros y la Discreción le da pan del cielo.
La siguiente escena representa el momento de la muerte. Una voz les ordena a los personajes abandonar el mundo y les indica que su papel en el mundo ya acabó, estos salen por la puerta del ataúd y posteriormente el Mundo les manda devolver sus atributos.
Finalmente, el autor juzga según sus actuaciones y envía a cada personaje a donde se merece. El Pobre y la Discreción van al cielo, porque han actuado correctamente; la Hermosura, el Rey y el Labrador al purgatorio, porque serán juzgados más adelante; el Niño como no llega a nacer no es enviado a ningún sitio y el Rico es enviado al infierno.
Se dice que esta obra de Calderón adopta una nueva idea literaria llamada “metateatro” (teatro dentro del teatro). Asimismo, se señala el parentesco entre la estructura de El gran teatro del mundo y la de la Danza de la Muerte medievales. Esta obra pretende manifestar que nuestras vidas en este mundo son diferentes según la condición social que ostenta cada uno, pero la muerte que a todos nosotros nos acontece algún día sin excepción, sean reyes o nobles, nos iguala a todos, sin distinción de rangos sociales ni ricos y pobres.
Este pensamiento parece semejante a nuestro concepto de la vanidad de la vida, pero a diferencia de ese concepto que implica la resignación, me da la impresión de que el concepto de la vida de Calderón implica mayor positividad para vivir dentro de las condiciones otorgadas.
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