La tía Tula de Miguel de Unamuno

 Miguel de Unamuno (1864-1936) es un representante central de la “Generación de 98”, siendo un pensador existencialista que ejerció una influencia enorme en la filosofía española del siglo XX. Pero es curioso que dejó una novela como ésta, que trata del singular amor materno. El poeta Antonio Machado manifiesta que Unamuno se asemeja a Don Quijote que persiguió audazmente el ideal del alma con su espíritu aventurero.

 La novela narra la historia de Gertrudis, la tía Tula, una mujer soltera que se convierte en la matriarca de la familia tras la muerte de su hermana Rosa. Tula y Rosa son hermanas que perdieron a sus padres cuando eran niñas y siempre actuaban juntas con el amparo de su tío. En aquellos tiempos, el futuro de una mujer consistía en contraer matrimonio o entrar en el monasterio. Tula pensó que su hermana Rosa no era apta para ser monja y le recomendó casarse con Ramiro que parecía atraído por ella. De acuerdo con el consejo de Tula, Rosa contrae matrimonio con Ramiro y Dios le bendijo con tres hijos. Tula asiste a Rosa en el cuidado de los niños como si fueran sus propios hijos. Sin embargo, la salud de Rosa empeora gradualmente y al poco tiempo fallece, dejando a su marido y los tres hijos. A Tula, orgullosa y firme, no le gustaba, aunque parecía contradictorio, vivir en el convento bajo órdenes de superiores, ni mucho menos dar órdenes a otras y se trasladó a la casa de Ramiro para criar a los hijos de Rosa, como si fuera su propia madre. 

 Mientras tanto, el amor que siente Ramiro por Tula aumenta con el tiempo. Pero ella rechaza la propuesta de Ramiro, insistiendo en que su deber era cuidar de los niños. Tampoco le gustó que Ramiro le llamara Tula con franqueza y le pidió que le llamara Gertrudis, evitando encontrarse a solas con Ramiro y tratando siempre de desempeñar su papel como la madre sustituta de sus sobrinos. Era como si ella fuera la Virgen María y su hogar fuera un pequeño convento.

 A medida que pasa el tiempo, Tula se da cuenta de que existen relaciones íntimas entre Ramiro y Manuela, joven huérfana delicada de salud y sirvienta de la casa. Tula le exige a Ramiro que se case con Manuela y él acepta de mala gana. El parto de Manuela era riesgoso, pero con la ayuda de Tula se salvó y al poco tiempo la pobre Manuela quedó nuevamente embarazada. Ramiro, a su vez, padeció de pulmonía y pronto empeoró su enfermedad. Al exhalar su último suspiro, Tula le confesó que ella tenía temor de todos los hombres, incluyendo a Ramiro.

 Poco después, Manuela también se va de este mundo por un parto difícil.

  Al final de la novela, Tula cae enferma y se prepara para morir. En sus últimos momentos, reflexiona sobre su vida. Después de su muerte, la novela muestra cómo su influencia perdura en la familia. La historia termina contando cómo los miembros de la familia continúan manteniendo sus relaciones y responsabilidades bajo el amparo de su memoria. De esta manera, Tula no murió, sino que continuó viviendo entre sus sobrinos, gracias al legado que forjó su ejemplo y actitud ante el destino. 

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