El burlador de Sevilla y convidado de piedra por Tirso de Molina

 Se dice que don Juan, personaje legendario conocido como un infatigable seductor de damas fue establecido por esta obra de Tirso de Molina (1579 ? – 1648). Luego apareció en muchísimas obras de teatro, ópera, y en la poesía de Moliere, Byron, Mozart, etc. En España también se trató esta leyenda como en Don Juan Tenorio, teatro de José Zorrilla (1817–1893) y El estudiante de Salamanca, poema narrativo de José de Espronceda. Ambas dejaron huellas como obras maestras en la historia de la literatura española.

 El argumento de esta obra teatral es como sigue:

 Un joven noble español llamado don Juan, una noche, se introduce en la habitación de la duquesa Isabela del palacio real de Nápoles, haciéndose pasar por su novio, el duque Octavio. Al despedirse, cuando ella quiere alumbrarlo con el farol, descubre que no era su novio, sino un hombre desconocido, entonces se asusta y se desespera. Pedro Tenorio, Embajador de España, recibe la orden del rey para prender al autor del crimen, pero advierte con sorpresa que es nada más y nada menos que su sobrino. Lo deja escapar, conminándolo a que se ocultara en Sicilia o Milán.

 Don Juan huye por mar hacia España, pero cerca de la costa de Tarragona, naufraga a causa de una tormenta y medio muerto logra llegar a la orilla con la ayuda de su criado. La pescadora Tisbea, quien lo observaba todo desde la ribera, les atiende amablemente. Él se enamora de ella de inmediato y ella también le corresponde. Tisbea teme la diferencia de su condición social para pretender que don Juan pueda ser su novio, pero él, prometiendo casamiento, la goza en su cabaña. Ella deplora que no pueda confiarse en los hombres.

 El marqués de la Mota, conocido del protagonista, le habla sobre su amada, doña Ana de Ulloa, que es la más bella sevillana llegada desde Lisboa. Al oírlo don Juan, sin poder estar tranquilo, se acerca disfrazado a doña Ana, y consigue engañar a la dama. Pero es descubierto por el padre de ésta, don Gonzalo de Ulloa, con quien se enfrenta en un combate en el que don Gonzalo muere.

 En camino, mientras se aleja de Sevilla, don Juan se encuentra, por casualidad, en Dos Hermanas con la boda de dos plebeyos, Aminta y Batricio. El novio tiene un mal presentimiento al oír que un joven aristócrata asiste a su boda. En efecto, una vez en el cuarto de Aminta, don Juan se presenta con ella, y la seduce expresándole su amor y le promete que se casará con ella para así poder gozarla.

 En el mismo camino de regreso a Sevilla, don Juan se topa con la tumba de don Gonzalo hecha orden del rey. Dice el letrero: ”Aquí aguarda del Señor, el más leal caballero, la venganza de un traidor.” Don Juan declara jactanciosamente: “Esta noche te espero en mi posada a cenar, si te agrada la venganza, aunque podremos reñir mal si tu espada es de piedra.” Por la noche, se oye tocar la puerta de la posada y tiemblan los criados. Dice la voz de don Gonzalo: “Te aguardo mañana a cenar juntos en mi capilla.” Don Juan acepta la invitación y acude al día siguiente. Allí, la estatua de don Gonzalo de Ulloa se venga arrastrándolo a los infiernos sin darle tiempo para el perdón de los pecados. Tras esto se recupera la honra de todas aquellas mujeres que habían sido mancilladas, y puesto que no hay causa de deshonra, todas ellas pueden casarse con sus pretendientes.

 A propósito, el donjuán más famoso que aparece en la literatura clásica japonesa será el protagonista de Koshoku Ichidai Otoko (Amores de un vividor) (1682) de Ihara Saikaku. Esta obra de penetrante observación de la época recibe una buena acogida, creando un nuevo género llamado Ukiyo-zoshi (libros del mundo flotante). La obra trata de la vida de Yonosuke, protagonista que nació de la unión entre un millonario de Kioto y una famosa geisha. Parodiando la Historia de Genji, donde el protagonista Hikaru Genji, tan inteligente que comenzó a leer a los siete años de edad, Yonosuke inició su vida lujuriosa a la misma edad, invitando a una menina a hablar con él, Siendo muy prematuro, Yonosuke viajó por todo el país, entablando relaciones amorosas con hombres y mujeres, precisando hasta el número de “tres mil setecientas cuarenta y dos mujeres con quienes se divirtió y setecientos veinticinco chicos con quienes jugueteó“. Al final, a sus sesenta años de edad, parte con sus amigos con destino a la “Isla de Mujeres” en el barco llamado “Koshoku-maru” (El lujurioso). Tirso de Molina creó a Don Juan y Saikaku a Yonosuke.

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