El juez de los divorcios de Cervantes

 Miguel de Cervantes publicó en 1615 sus Ocho comedias y ocho entremeses nuevos, nunca representados cuando intuyó que se acercaba su muerte. En aquellos tiempos, las obras de teatro se escribían para ser representadas y no para ser leídas, y si se publicaban, era alrededor de unos treinta años después de sus representaciones. Un caso muy raro era que estas obras teatrales de Cervantes fueron publicadas sin ser nunca representadas. Los entremeses son breves obras teatrales que se solían representar entreactos de una gran obra de teatro. Eran piezas muy cortas de intención satírica y burlesca que servían para lanzar una crítica a la sociedad española del momento. Aquí me gustaría presentar El juez de los divorcios, el primero de los ocho entremeses de Cervantes. 

 El entremés comienza con el matrimonio de Mariana y el Vejete, quienes presentan el caso de su divorcio ante el juez. Tan pronto como vea al juez, Mariana demanda el divorcio, diciendo: ”¡Divorcio, divorcio, y más divorcio!” Ella sostiene que su marido es repugnante y demasiado viejo, y está cansada de ser su enfermera. Ella es más joven y quiere un mozo guapo. Su marido también quiere el divorcio, y sostiene que ella causa sus enfermedades por su maltrato. 

 La siguiente pareja consiste en un Soldado y su esposa, doña Guiomar. Ella se queja del Soldado pobre que no tiene otro oficio que el de escribir sonetos y andar por los mentideros. Él es de carácter apacible y pasivo, mientras que ella es terca y agresiva.

 Después, el cirujano y la señora Aldonza de Minjaca llegan a presentar su caso. El cirujano se presenta vestido de médico. Es que en aquella época un cirujano era una profesión menos admirable que la de un médico. El Cirujano presenta cuatro razones para el divorcio, mientras que su esposa responde que tiene cuatrocientas. Cuando el juez les pide una prueba, el cirujano pregunta, “¿Qué más pruebas, sino que yo no quiero morir con ella, ni ella gusta de vivir conmigo?”

 El último caso es el del Ganapán, quien viene solo. Él es un cristiano viejo, detalle que él considera muy importante. Él revela que se había casado con una prostituta una noche, mientras estaba borracho y ahora desea divorciarse de ella.

 El juez no aprueba el divorcio en ninguno de los casos porque según él no se ha presentado evidencia suficiente para merecerlo. Para dar fin a la obra, el juez invita a unos músicos a tocar y cantar. En la letra de la canción se presenta una moraleja: “más vale el peor concierto, que no el divorcio mejor”. Al final nunca le da el divorcio a ninguno de los cuatro casos.

 Los primeros tres hombres nos recuerdan de alguna manera a Cervantes mismo. El padre de Cervantes era cirujano, la situación económica de Cervantes era apurada, su esposa Catalina de Salazar era una joven que no llegaba a los veinte años, veintidós años más joven que Cervantes y se separaron en menos de tres años de matrimonio, sin tener hijos. Se dice que el divorcio era un tópico controversial en la edad cervantista a causa de la influencia de la ley de la iglesia católica.

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